Entre estas tres especies de primates existen más coincidencias genéticas de las que podemos imaginarnos, nuestro genoma tiene una coincidencia del 98,7% con estás dos especies de simios. Se considera que los tres grupos tuvieron un ancestro común hace alrededor de seis millones de años.

Los bonobos y los chimpancés habitan en el mismo territorio, separados unicamente por el río Congo, en el África central.

Hay una de las especies que se caracteriza por tener un comportamiento más agresivo, con un fuerte componente territorial en donde prima el temperamento violento, están acostumbrados a “guerrear” con sus congéneres. Son capaces de buscar alianzas para fortalecerse, son manipuladores y oportunistas.
Planteado de esta manera, podríamos llegar a la conclusión de que el comportamiento de los chimpancés se parece bastante al de los seres humanos. Y es así, sin embargo, al analizar el comportamiento de los bonobos, vemos que se caracterizan por ser pacíficos y sexualmente muy activos.

Haz el amor y no la guerra

Este eslogan antimilitar que lo asociamos a la guerra de Vietnam y que fue letra de canciones de John Lennon y Bob Marley, entre otros, forma parte del día a día de los bonobos: las tensiones grupales las resuelven con sexo y lo practican en todas las combinaciones posibles, macho-hembra, hembras con hembras, machos con machos e incluso grupal.
Esto se da en una sociedad en donde las hembras son las dominantes y esta práctica sexual masiva, entre otras cosas evita el infanticidio, tan común en otras especies, incluso entre los chimpancés, ya que existe una gran posibilidad de que la cría sea de cualquiera de los machos.
Viendo cómo está el mundo, y teniendo en cuenta que nuestra diferencia genética con el chimpancé y el bonobo es del 1,3%, sería interesante comprender que nos acercó más a una especie y menos a la otra.